No hace tanto, Intel era el líder indiscutible en la industria de semiconductores. Hoy atraviesa la peor crisis de su historia. La empresa anunció el despido del 15% de su fuerza laboral (más de 15.000 empleados) como parte de un plan de reducción de costes de 10.000 millones de dólares.

Por qué es importante. El drástico recorte refleja los graves problemas estructurales que atraviesa Intel y su incapacidad para adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas en general y a la Inteligencia Artificial en particular.

Es un tren que ha dejado escapar y cuyas consecuencias están empezando a dejarse notar, aunque las causas vienen de mucho antes.

Las cifras clave. De sus últimos resultados trimestrales:

  • Pérdidas de 1.600 millones de dólares en el segundo trimestre de 2024.
  • Caída del 1% interanual de sus ingresos.
  • Suspensión del dividendo a sus accionistas a partir del cuarto trimestre.

Las causas del declive:

  1. Pérdida de liderazgo tecnológico. Intel se quedó atrás en el desarrollo de chips para móviles, y Qualcomm y Mediatek le comieron la tostada. AMD también se ha impulsado al tiempo que Intel se estancaba o retrocedía.
  2. Apuesta fallida por la fabricación propia. La mayoría de sus competidores subcontrataron su producción, pero Intel mantuvo sus propias fábricas. Esto ha acabado siendo ineficiente.
  3. Lenta adaptación al auge de la IA. NVIDIA se ha disparado gracias a sus chips para IA, pero Intel llegó tarde a la gran revolución tecnológica de la década.
  4. Caída del mercado de PCs. Los ordenadores han sido tradicionalmente la base del negocio de Intel, pero es un mercado que se ha estancado en los últimos años. Por si fuera poco, Apple en 2020 y Microsoft (parcialmente) en 2024 han virado a ARM.
  5. Burocracia excesiva. El CEO, Pat Gelsinger, que lleva tiempo tratando de corregir el rumbo, ya avisó: la empresa es «demasiado compleja» e «ineficiente».

El propio Gelsinger publicó una carta abierta a sus empleados detallando sus planes tras el anuncio de los despidos.